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CLAVES PARA LA ELECCIÓN DE UN CENTRO RESIDENCIAL DE ATENCIÓN A MAYORES

En mis años de experiencia como trabajadora social en centros residenciales de atención a personas mayores he vivido múltiples y variadas situaciones con usuarios y sus familiares. Algunas de las más reseñables han tenido lugar durante el proceso de adaptación del residente y su familia al centro.

El proceso de adaptación es una de las fases más complicadas por la infinidad de sentimientos que entraña para las personas involucradas (desconfianza, culpabilidad, sensación de pérdida o abandono, miedo al cambio, etc…). Es algo totalmente lógico ya que estamos dejando en manos de personas, hasta hoy desconocidas, la atención y cuidados de un miembro de nuestra familia. La persona mayor debe enfrentarse a una nueva forma de vida que incluye demasiadas novedades (espacios, personas, normas, comidas o rutinas entre otras). En definitiva, una larga lista que aparece en una etapa evolutiva en la que los cambios se nos hacen más cuesta arriba que de costumbre.

Es cierto que estamos ante una vivencia complicada y es prácticamente imposible borrar de un plumazo los efectos negativos de la misma. No existe una fórmula mágica para la adaptación al cambio, pero si tenemos en cuenta una serie de cuestiones a la hora de seleccionar un centro residencial, tal vez podamos paliarlos.

Estos son 8 aspectos a tener en cuenta en la elección de un centro residencial:

1– Si su capacidad cognitiva lo permite, los mayores deben formar parte del proceso de selección y decisión final.  La autodeterminación de la persona interesada es fundamental en esta etapa. Con unas dosis de empatía será fácil ponernos en su lugar y pensar qué sentiríamos si nos dejan fuera de una decisión que afecta de una manera tan brutal a nuestro futuro. En ocasiones,  los familiares creen que no hacerles partícipes de la búsqueda es una forma de protegerlos contra el sufrimiento. Otros simplemente no quieren hablar abiertamente del tema con ellos por miedo o vergüenza. Los motivos son variados pero todos tienen una consecuencia común: enquistar el proceso de acogida y adaptación.

Escuchar al mayor, tener en cuenta sus preferencias y opiniones en la medida de lo posible y tomar juntos una decisión nos ahorrará situaciones de desconfianza, inseguridad o miedo y nos permitirá afrontar esta nueva etapa juntos. Si el mayor no dispone de plena capacidad para decidir debemos tener en cuenta su trayectoria vital y pensar qué centro hubiese sido de su agrado si pudiese expresarnos su opinión.

2– Cercanía geográfica. Se trata de un factor muy importante a tener en cuenta por dos cuestiones fundamentales: a) la persona mayor podrá seguir manteniendo el vínculo con sus redes familiares y sociales, lo cual le hará más llevaderos los primeros momentos b) facilita la capacidad de reacción de los familiares ante posibles imprevistos (ingresos hospitalarios, enfermedades, necesidades sobrevenidas, etc…).

3– Capacidad económica y posibilidad de recibir algún tipo de ayuda o prestación. El coste de la estancia en residencias suele ser bastante elevado por el tipo de servicio que se ofrece. Será necesario valorar de cuánto dinero se dispone para afrontar la situación y si existe la posibilidad de beneficiarse de algún tipo de ayuda. Una trabajadora social nos podrá orientar previamente sobre las distintas opciones disponibles y los requisitos de las mismas.

Se dan situaciones en las que los ingresos del mayor son escasos y hay que ponerse de acuerdo en la forma de afrontar el gasto. En este caso, sobretodo si hablamos de familias con multitud de miembros, podría sernos de utilidad acceder a los servicios de mediación familiar, donde un profesional nos ayudará a encontrar los términos adecuados para llegar a un acuerdo beneficioso para todos.

4– Visitar las instalaciones. Se trata de algo fundamental, ver las cosas por uno mismo ayuda a tomar decisiones. En esta visita debemos prestar especial  atención porque algunos de los puntos desarrollados más adelante los responderemos con nuestra experiencia sobre el terreno. Valorar si nos muestran todas las instalaciones o hay zonas vetadas, la limpieza e higiene del lugar, la amplitud y claridad de los espacios, la existencia de zonas exteriores útiles y adaptadas, la ausencia de barreras arquitectónicas, el aspecto físico y los estados de ánimo de los residentes (van correctamente vestidos y peinados, están realizando actividades o no, cómo se relacionan con los trabajadores…), si encontramos familiares de visita o el número de empleados que nos vamos encontrados ( son muchos, pocos, suficientes…). Es importante preguntar cualquier cosa que se nos ocurra y no quedarnos con la duda. La cantidad y calidad de la información que nos ofrezcan así como la información visual que obtengamos será un elemento muy valioso a tener en cuenta.

5– Equipo de profesionales, ratio de personal y clima laboral. Es importante que el centro disponga de un completo equipo de profesionales formado por trabajador social, psicólogo, terapeuta ocupacional, fisioterapeutas, médico, enfermeras y auxiliares, para ofrecer una atención integral al mayor y cubrir todas sus necesidades. También es conveniente solicitar información sobre los ratios de personal de atención directa, ya que un número adecuado de profesionales garantiza unos servicios de calidad. Escatimar en este aspecto es un síntoma de mala gestión. Como hemos comentado en el punto anterior, con una visita podrás observar a través de la comunicación no verbal aspectos a tener en cuenta: si los trabajadores desarrollan sus funciones a buen ritmo o su actitud es acelerada, si se muestran atentos o les vemos estresados… Por supuesto, cualquier persona puede tener un mal día, pero es muy fácil observar la tónica general simplemente poniendo atención a estos detalles.

6– Flexibilidad en el horario de visitas. Un horario de visitas amplio y flexible nos da a entender que existe transparencia y seguridad en el trabajo realizado día a día. Los horarios marcados y rígidos no tienen porqué ser consecuencia de una buena organización.

7– Variedad y calidad en los menús. Esta suele ser la queja principal que presentan las personas que residen en centros de atención mayores. Un menú variado (que disponga de todas las dietas posibles y varias posibilidades a elegir de cada una de ellas) y de calidad (donde los productos sean frescos y de temporada) es un factor a tener en cuenta en la elección del centro residencial. Los menús semanales suelen estar expuestos en las entradas al comedor, no está de más que en tu visita lo tengas en cuenta.

8- Atención centrada en la persona y centro libre de sujeciones. Existen distintos modelos de residencia, pero sin duda, aquellas que abogan por la atención centrada en la persona ofrecerán al residente un ambiente de hogar, con una atención personalizada y centrada en sus preferencias y su historia de vida. Este modelo enfatiza el hecho de que las personas, por necesitar cuidados de terceras personas, no han perdido su condición de ciudadanos/as. Por otra parte, una política libre de sujeciones” nos garantiza que estamos en un lugar en el que no se utiliza ningún tipo de sujeción física entendida esta como la limitación de la libertad de movimientos de una persona, o su actividad física, o el normal acceso a cualquier parte de su cuerpo, con cualquier método físico externo aplicado sobre ella del que no puede liberarse con facilidad.  

Estas son algunas claves que pueden ayudarte en la elección de un centro, Alicerce Social pone su experiencia a tu disposición  para orientarte y asesorarte haciendo más fácil la búsqueda. Se trata de valorar todos los aspectos, recopilar la máxima información y tomar la decisión que se adapte a las necesidades con un abanico amplio de posibilidades sobre la mesa.

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